Hechos insólitos de la historia del Sena en París

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La historia del Sena más contada es la de sus puentes y los personajes históricos que han pisado la ribera de París. Sin embargo, el Sena no es simplemente un río que atraviesa la capital francesa. Se encuentra en el centro de la vida de los parisinos y es una arteria central de la actividad económica y de ocio. Hoy en día, operaciones como Paris Plages o los Muelles del Sena, así como el entusiasmo que despiertan los bateaux-mouches, muestran que el éxito del Sena está lejos de acabarse.

La gran inundación del Sena de 1910

¿Os imagináis a los parisinos desplazándose en barca y construyendo pasarelas improvisadas? Cuando vemos París actualmente, con su famoso sistema de alcantarillado, cuesta creer que la ciudad haya estado en algún momento bloqueada. Sin embargo, en 1910 se registró un récord de crecida de 8,62 metros a la altura del puente de Austerlitz. Las marcas en algunos edificios antiguos de la ciudad recuerdan el alcance de la inundación. La estatua del zuavo del puente del Alma se utiliza como punto de referencia durante las crecidas y en 1910 el agua le llegó hasta los hombros.

Darse un chapuzón en el Sena 

Bañarse en el Sena está prohibido desde 1923. Antes de ese año, era frecuente bañarse en el río cuando hacía mucho calor. Además, se organizaban competiciones de natación, como la travesía de París por el Sena. Durante el siglo XVII, bañarse desnudo estaba de moda y las mujeres se ocultaban con telas extendidas. Más tarde, se instalaron incluso barcos para poder tomar baños calientes.

Los limpiadores de perros

Entre los oficios que han desaparecido, se encuentra el de limpiador de perros. Mientras que los peluqueros caninos todavía no existían, los limpiadores y esquiladores de perros llevaban a los mejores amigos del hombre a orillas del Sena para bañarlos y peinarlos. Esta actividad se seguía practicando en el siglo XIX y a principios del siglo XX. Actualmente, al igual que el baño para los humanos, no se aconsejable lavar a los perros en el Sena. Hay que tener mucho cuidado con el tráfico fluvial de París, ¡el segundo puerto de Europa!

París y el Sena encierran otros muchos secretos. Las orillas del Sena fueron declaradas Patrimonio Mundial de la Unesco en 1991. Y si queréis descubrirlas mejor, ¡no os perdáis el paseo en bateaux-mouches!

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